Llano ha muerto

En los lucios me enseñaste a seguir los rastros de los mancones al amanecer, que sacudían al pasar el rocío de la noche y se veía donde  acababa, y allí estaban . Los cogíamos para vender en Coria, a buen precio.

Y los ánsares, patos reales, silbones, rabuos. A veces gangas o perdices marismeñas, cortezas, sisones y alguna avutarda bigotuda. Tampoco le hacias ascos a algún gamo o bambi si lo tenías encargado.

Te recuerdo Llano cuando pusiste la armería frente por frente a mi consulta ¡Qué buenos ratos! Nos recargábamos los cartuchos con pólvora de cañón que me regalaba una brigada . Demasiado fuerte, a riesgo de reventar las escopetas, pero descolgábamos los ánsares muy altos y hacíamos gastar  cartuchos a los vecinos. Nosotros la cara y hombros morados, pero nos reíamos mucho. Brutos si éramos, lo reconocemos.

Y cuando en el Guadiamar tirabas la terralla coriana, como una era, decías: “demasiado prudente soy”. Y cogías albures panarras gigantes y a veces algún róbalo. Se me quedó lo de demasiado prudente y cuando hago o hacía alguna burrada tambien lo digo: ”demasiado prudente soy”. Ya no lo puedo decir, apenas me muevo.

Por fin, como no podían contigo, se unieron a ti. Te compraron haciéndote guarda de Doñana. Te callaron, te racionaron y te taparon los ojos y el objetivo de la cámara. Sé que tenías muchas fotografías comprometedoras. Tal vez las vio, solo tu mujer. Pero sabías que te podían callar para siempre. Así que quieto parao’.Vive y deja vivir.

Tu trabajo era tu afición. Ningún furtivo te podría burlar si tu no querías. Pero también has sufrido, frío, calor, mosquitos y grandes caminatas. Pero has visto amaneceres y ocasos que nadie ha visto. Lo mismo que luces misteriosas y acojonantes que salían del mar y se perdían en la marisma. Mejor callar.

Pero si tu mujer ya no está aquí. Si ya no se lo puedes contar. Si apenas puedes moverte, ni apuntar ni disparar. Has hecho bien en partir a las marismas azules infinitas y  te reunirás con ella. 

Allí el tiempo es distinto ya no se mide, no se cuenta. Así que ten paciencia. Ya nos veremos. Descansa en Paz.